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«Nameless» es una obra del famoso guionista Grant Morrison, considerado uno de los más excéntricos del panorama actual. Es un autor que ha cosechado muchas alabanzas, pero también muchas críticas por su estilo tan personal y caótico. Y estoy segura de que este no es un caso diferente, pues no es una lectura sencilla. Desde el principio se genera en el lector una sensación de confusión, incluso de pérdida. Pero, amigos y amigas, no abandonéis porque la recompensa merece la pena y Morrison nos va regalando poco a poco piezas del puzzle que hacen que todo (o casi todo) encaje 🧩. Nameless es una suerte de mercenario experto en lo oculto contratado por una empresa privada para una misión muy especial: salvar el mundo. Un asteroide gigante se dirige a la Tierra a gran velocidad y su impacto provocará una extinción masiva. ¿Para qué se necesita un ocultista aquí? Pues porque el asteroide tiene un gran glifo tallado, un símbolo que nos remonta a una gran guerra que tuvo lugar mucho tiempo atrás. Esta simbología seguirá apareciendo en varios momentos, junto a textos escritos en enoquiano, el lengua de los ángeles, y otras tantas "maravillas". Plagada de referencias a distintas mitologías y de elementos basados en el horror lovecraftiano, esta historia nos sumerge en un viaje espacial onírico, donde la tecnología y la modernidad se combinan con lo antiguo y lo arcano. Una historia que disfrutarán los fans de la ciencia ficción, pero también aquellos lectores a los que les guste dar un paso más, retarse y descender al vacío cósmico y enfrentarse a fuerzas oscuras que quieren acabar con la humanidad. Una experiencia que, en mi opinión, se basa más en las sensaciones que en la lógica de un argumento. Toda esta locura espacial está perfectamente representada en el apartado gráfico. Burnham capta muy bien esa combinación de ciencia moderna y magia antigua, pero también refleja de manera espectacular el enfrentamiento del ser humano a la inmensidad del espacio y los terrores que esta historia esconde. |
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