Libro que deja poso. Su protagonista Darling vive en Paraíso, barrio de chabolas. Nos narra y describe sus vivencias y experiencias desde la mirada de una niña de 10 años. La vida es un juego extraño y fascinante en el que los momentos de felicidad inocente se confunden con la crudeza del entorno. Y nos habla de sueños, del juego de países. En el juego de los países, cuenta Darling, “todo el mundo quiere ser ciertos países; por ejemplo, todos queremos ser Estados Unidos o Reino Unido o Canadá o Australia o Suiza o Francia o Suecia o Alemania o Rusia o Grecia o lugares así. Éstos son los países de verdad. Si pierdes la pelea, tienes que conformarte con Dubái o Sudáfrica o Botsuana o Tanzania”. Los nombres tan paradójicos como definitorios -Darling, Paradise, Godknows…- indican esta distorsión irónica que permite a la autora, sin necesidad de descripciones, evocar la realidad y los hechos desde su negación. Fue un libro que al acabar sentí la pena de no poder continuar con ella. |