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Crítica de Homolectus


Homolectus
10 February 2021
Sin duda uno de los periodos de la historia del planeta que más despierta curiosidad y pasión es “la época de los dinosaurios”, todos en algún momento de la vida hemos tenido cierto interés por estos animales fascinantes bien sea por algún documental que narre sus hazañas o alguna de tantas apariciones de estos en el cine y la televisión. Pero como todo, la mayoría de veces las apariciones de estos en el cine y la televisión son resultado de la ficción más que de la realidad y han llevado a crear algo así como una realidad paralela en la que habitan dinosaurios y que no concuerda con la realidad del pasado de la Tierra, la verdadera tierra que pisaron este grupo fascinante en medio de su apogeo.

Este libro, en palabras del propio autor es una narración de la historia épica de los dinosaurios, un recuento de cómo era el planeta antes de que se sobrepusieran a otros grupos, su largo camino hasta lo más alto y el final de su reinado —no de su existencia porque ahí afuera, mientras escribo esta reseña puedo ver por la ventana un descendiente de ellos que sobrevivió al final del Cretácico—. de manera asombrosa Brusatte narra las dos caras de la moneda de la historia del planeta: la geología de cada uno de los periodos que abarca y la biología de las especies sobre la tierra.

Conforme va presentando los hechos históricos más relevantes del Mesozoico el libro va combinando las experiencias de los paleontólogos en campo, no solo las de los paleontólogos actuales, sino también los más notables y famosos en el campo y que han trazado el camino para la disciplina durante más de 100 años.

Si hay algo que el libro deja muy en claro desde la primera página hasta el epilogo es que los dinosaurios y todos los seres vivos que hayan pisado la Tierra SON PRODUCTO DE LA EVOLUCIÓN ORGÁNICA —me parece increíble que en pleno siglo XXI uno tenga que hacer las veces de bulldog de Darwin y gritarle un hecho científicamente comprobado a un par de enteleridos energúmenos enceguecidos que siguen viviendo en el medioevo mental—. Esto es un acierto porque es usual pensar que todos los dinosaurios que conocemos vivieron al mismo tiempo y que aparecieron sobre la tierra de la nada, por arte de magia y ya; cuando la realidad es muy diferente: fueron producto del proceso parsimonioso de la Evolución y solo algunos de ellos se lograron ver las caras en medio de algún bosque del mundo. Esto es fundamental para ayudar a erradicar la idea del fijismo en la cual se vive todavía y para ayudar a entender al público general que los procesos evolutivos no son dados de la noche a la mañana ni es un proceso teleológico.

De esta forma, Brusatte comienza contando el final del Pérmico y los sucesos que permitieron allanar el camino para que durante el Mesozoico los dinosaurios poblaran y se expandieran por toda la tierra. Paradoja del asunto: situaciones similares que propiciaron su ascenso fueron el causal de su caída, pues al final el autor propone una narración bastante interesante de lo que pasó al final de los tiempos de gran esplendor de los dinosaurios.

¿Qué me dejó la lectura del libro? Junto con la certeza de que nos queda mucho por aprender de los hechos que propiciaron el auge y la caída de los dinosaurios pues ahí podría haber algún indicio de lo que nos espera y de nuestro destino en la Tierra, me quedan una lista de hechos que quiero dejar de forma explícita, pues es muy seguro que con el tiempo no los recuerde con tanto lujo de detalles:
• A qué podemos llamar dinosaurio y a que no en todo el sentido de la palabra. Una respuesta netamente por convención de los científicos, pero que vale la pena tener clara
• Qué hubo antes y cómo se allanó el camino para que poblaran la Tierra
• El clima en el cual vivieron era más caliente y había más CO2 en el aire
• No dominaron la tierra desde que aparecieron, fue un proceso que les costó millones de años
• Sus antecesores son igual de fascinantes que ellos
• Las adaptaciones biológicas de los saurópodos son tan increíbles como el tamaño descomunal que alcanzaron
• El tiempo de esplendor de los saurópodos fue el Jurásico tardío
• La diversificación de los terópodos (los dinosaurios carnívoros) sucedió al inicio del Cretácico
• Tyrannosaurus rex era una especie invasora de Norteamérica
• Las plumas que tenían eran muy diferentes a las de las aves actuales
• Los bracitos de T. rex sí servían para algo. le servían para aprisionar a su presa en el momento de la captura previo al banquete
• T. rex vivía y cazaba en grupos de jóvenes veloces y adultos letales
• Hay serios indicios de que los dinosaurios, o al menos algunos grupos, tenían cuidado parental de las crías
• Irónicamente sabemos más de T. rex que de muchos de los animales que habitan actualmente la Tierra
• Crecían a un ritmo similar al de las aves y tenían un sistema respiratorio similar al de ellas
• Los dinosaurios europeos eran más pequeños que los demás, esto por el efecto isla
• Los Pterosaurios fue el primer grupo de vertebrados que aprendieron a volar. Estos son los verdaderos Ícaro de la historia
• La distribución de especies era muy diferente entre masas continentales. al sur había carcarodontosaurios y abelisáuridos en vez de tiranosaurios, saurópodos en vez de ceratópsidos, cocodrilos en vez de raptores, oviraptorosaurios y demás terópodos pequeños.
• Contrario a lo que comúnmente se cree, sí es posible conocer el color que lucían los dinosaurios, esto gracias a los melanosomas
• El imperio de los dinosaurios pudo haber acabado, pero sin lugar a duda ellos siguen entre nosotros

Me gustó mucho la forma en la que Steve presenta las fuentes usadas para la preparación de su libro, pues bien podría haber hecho lo que hace todo el mundo y soltar una retahíla de artículos y libros en orden alfabético que quien sabe si alguien va a buscar luego de leer luego; en cambio ha narrado las fuentes usadas, sí señores, ha contado cada una de las fuentes usadas en cada apartado y para cada tema y las ha enmarcado en un apartado que muy acertadamente se llama Notas sobre las fuentes. Una presentación así permite ubicar fácilmente la referencia que uno quiere y saber brevemente el tema del trabajo citado. Más apartados así y menos listas anquilosadas de artículos que, a lo mejor nadie chismee con la suficiente curiosidad.

Bueno, pero con tantas cosas buenas que he mencionado ¿Por qué no le doy las cinco estrellas si es tanta la maravilla? Se preguntará Marley* si llega hasta este punto. Y las respuestas no tardan en llegar:

Lo primero es que no vendría mal que cada capítulo tuviera subtítulos durante el desarrollo de los mismos. En todos se tratan temas muy variados y no vendría mal contar con ellos para ubicarse más fácil sobre un tema en particular.

Si bien el libro cuenta con un cladograma muy genérico al comienzo del libro y una pequeña escala temporal del periodo histórico en el cual se desarrolla el libro, no vendría mal incluir un par de cladogramas más detallados de los grupos en particular de los que se hablan en cada capítulo, e incluso una corta mención a los millones de años que comprende cada capítulo, pues no todos los lectores están dispuestos a devolverse al principio del libro para revisar estas cosas. Estas son cosas menores, que se pueden cambiar fácilmente en una futura revisión del libro, pero lo que más me ha molestado a lo largo del libro es el deje egocéntrico que toma muy frecuentemente durante el desarrollo del mismo y que opaca por momentos la relevancia de lo que quiere decir y del relato que se viene desarrollando.

Está bien que Brusatte sea actualmente un referente mundial en la paleontología, basta con hacer una búsqueda sencilla en Google para encontrarse con que su índice H es de 47 y que sus trabajos han sido citados en total 6964 veces, pero creo que este no es el libro para “yoísmos”, es un libro de divulgación, no una autobiografía. Está bien que el firmante sea uno de los actores principales de la paleontología actual, pero esto debe pasar a un segundo plano en un libro del tipo. Acá tiene la principal relevancia los dinosaurios y su historia. Un ejemplo de esto, que me parece el más extremo y que incluso lo lleva a caer en un error básico es este:

El árbol genealógico de los carcarondontosaurios me ayudó a desvelar su evolución. Primero claríficó de dónde procedían estos carnívoros colosales y cómo se elevaron hasta alcanzar la gloria. […] Efectivamente, evolucionaron a partir de una legión de supercarnívoros que ya ocupaban el nicho de los depredadores culminales… p. 160-161


¿Por qué es extremo esto? Porque en medio de su momento de autoiluminarse comete un par de errores que lo hacen caer de la tarima: “…clarificó de donde procedían estos carnívoros…” y “Efectivamente, evolucionaron a partir de una legión de supercarnivoros…” son el meollo del asunto. Un árbol genealógico o cladograma, se construye primero seleccionando caracteres a estudiar dentro de los grupos y las diferentes manifestaciones del carácter en cada uno de los grupos, incluso si está ausente. Por la naturaleza de la técnica y porque hay límites evidentes en el asunto, no se pueden abarcar todos los caracteres que expresa un individuo, eso solo si hablamos cuando esto se hace con seres vivos que puede uno ir a ver a campo para hacer más firme su cladograma; ahora mucho menos con dinosaurios de los que solo se cuentan con los caracteres dados por sus huesos o que hayan dejado alguna huella evidente.

Basado en esto, una conclusión del tipo es bastante pretenciosa, pues por más rigor que haya tenido durante el desarrollo de su tesis doctoral, hay cosas que siguen escondidas y que si se tuvieran a mano podrían ayudar a aclarar las verdaderas relaciones entre grupos. En este caso, como en la mayoría de trabajos que involucren un árbol genealógico, la conclusión más acertada sería: “Basado en los caracteres evaluados y el análisis hecho, el cladograma más probable es este, lo cual sugiere que el origen de los carnívoros es este, otro y otro”. Todo lo que se hace a la luz de esta técnica son hipótesis, están sesgadas por los datos disponibles en el momento en que se hacen, pero es terrible que, basado en eso, se llegue a una afirmación tan categórica ¿Dónde queda, entonces, el espacio para refutar ideas propio de la Ciencia?

Con esta serie de detalles que quizás para el público general pasen desapercibidas, el libro la mayor cantidad de tiempo brilla por luz propia y nos muestra el amplio espectro de maravillas y horrores que vivieron los dinosaurios desde que entraron al interminable juego de las sillas que supone la evolución orgánica.





*Marley es la lectora más frecuente de esta suerte de blog, tanto que constantemente me pregunta si ya hay nueva reseña o no; así que era justo hacerle una mención ya en este espacio. Te quiero mucho, colega.
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