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Debo empezar diciendo que esta es una novela gráfica que me pilló desprevenido. Su premisa a priori me pareció muy manida: Una chica nacida en Rusia trata de adaptarse a un instituto norteamericano en el que nos encontramos a todos los estereotipos ya vistos en 1001 películas: el atleta guaperas, su novia la animadora, el estudiante modelo con el que la toma todo el mundo, etc. El giro aquí llega cuando Anya cae en un antiguo pozo en el que conoce a un fantasma que al principio le hará la vida más fácil, pero que poco a poco mostrará que tiene un lado más oscuro. A partir de ahí salimos un poco de los lugares comunes de las típicas historias de adolescentes que tratan de encontrar su lugar en el mundo para vernos en situaciones un poco diferentes. La pega está en que no termina de explotar su potencial, y lo que podría haber sido algo mucho más profundo se queda a medio camino. No voy a negar que quizá mi diferencia de edad con el público objetivo de esta obra no pueda haber influido de forma negativa a la hora de evaluar esta obra, pero no puedo dejar de pensar que podría haber dado más de si, especialmente porque el desenlace me pareció abrupto. A nivel gráfico cumple con creces. Debo decir que tengo cierta debilidad por este tipo de ilustraciones, de estilo simple pero hermoso. No es que sea una gran obra de arte en lo que a este sentido se refiere, pero es lo suficientemente bonito como para que sea disfrutable. Lo último que me queda por decir es que esta es una de esas obras que me hubiera gustado haber leído hace 20 años, me hubiera venido muy bien, la verdad. |
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