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Es un libro con una trama sencilla, con un cliché clásico de chica buena - chico malo, aunque ni el bueno es tan bueno ni el malo tan malo y eso también me ha gustado. Mackenzie es una mezcla de inocencia con seguridad, debido al entorno en el que se ha criado y parece que tenga muy claro a dónde quiere llegar y de lo que quiere salir. Jakob no ha tenido un pasado fácil y tiene un trastorno complicado, pero a pesar de su apariencia y sus viviendas, quiere hacer el bien. Una unión que puede ser beneficiosa para ambos aunque para ello tengan que hacer frente a varias piedras del camino. Una historia que guarda ese punto de acción, que te mantiene viva a lo largo de sus páginas y que tiene tanto personajes a los que querer, como a los que odiar. |
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