Cumbres borrascosas

Cumbres Borrascosas es uno de los grandes clásicos de la historia que se ubica en el año 1801, aunque las historias que van dentro de historias sean de años antes. Este libro juega con el lector constantemente y es que desde el principio el narrador Lockwood no se presenta como omnisciente sino que participa directamente en la historia y nos presenta a los protagonistas de una forma un tanto curiosa. Haciendo un paralelismo entre la cobardía, la tranquilidad y la calma (Los Linton); y entre la fortaleza y egocentrismo (Catherine y Heathcliff) Es así como conocemos a los protagonistas un tanto curiosos y que crearán en el lector una relación de amor-odio, tan grande como la hay entre sus protagonistas. Existe un debate latente entorno a este libro puesto que muchos creen que es una historia de amor y otros que no creen que lo que leen sea amor. Teniendo como base el realismo, creo que Emily Brontë con pseudónimo incluido intentó poner voz a un amor entre dos personas egoístas, porque existen, ya que no todas las personas tienen el mismo carácter. Los actos que se llevan a cabo en esa relación son más que dudosos pero no deja de ser una realidad que hay muchas formas de querer, y entre ellas está el mal querer, y todas son formas de amar aunque no se establezcan como la manera de hacerlo que nos enseñan y nos hacen ensoñar desde niños.

A medida que pasa el libro la relación de Catherine y Heathcliff opacan al completo que Catherine se haya casado con otro hombre por puro deseo económico. Es ahí y en las muestras del personaje más atormentado, Heathcliff, donde descubrimos que sí existe amor entre ellos. Catherine acerca a un personaje a Heathcliff para tenerlo controlado y él, fuera de sus cabales es capaz de entregarle a su amada a otro hombre poniendo por delante el bienestar de ella que sus propios deseos. Aunque Heathcliff sea sumamente arrogante e histriónico, son en estos pequeños actos donde descubrimos que sí, existe un amor, pero uno suyo y muy propio. Esta relación queda cuestionada por parte del personaje de Nelly, que a veces funciona como narradora y que el propio narrador desde el inicio, Lockwood, cuestiona puesto que interfiere mucho en la relación de los personajes y siente alivio frente a posibles catástrofes, lo que cuestiona la bondad de la misma.

Con el paso de la historia nuevas generaciones incursionan en la novela dando voz a Cathy, Linton y Hareton que parecen estar unidos por el pasado pero también por el presente. En estos momentos de la historia, la crueldad de alguno de los personajes se hace más latente incluso teniendo actos inhumanos hacia personas de la misma sangre. Es ahí cuando el debate de si en esta novela existe amor se hace más grande y la simpatía hacia un personaje u otro se agranda o empequeñece, pero también es donde queda más claro que el proceder de la vida te lleva a tener unos sentimientos u otros. En el final de la novela todo lo que Emily construye y debate se deconstruye ofreciéndonos un final poco creíble dada la historia narrada con anterioridad, aunque tiene su porqué, ya que desea parar esa ambientación de personajes atormentados, no deja de ser un final de cuento mágico y no de una novela como Cumbres Borrascosas.