El libro con la relación más destructiva que hay en la literatura, sin embargo, tiene una magia que lo envuelve, que te hace olvidar el odio, el deseo de venganza, la irritabilidad de todos los personajes, ya que no hay ninguno que parezca tener sentimientos positivos. La gran destreza en la pluma de Emily hace que uno olvide todo esto, cosas que en libros de autores menos virtuosos uno detestaría.
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