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Dime que no es un sueño transcurre en dos épocas bien distintas y en dos localizaciones diferentes, Palma de Mallorca a finales del siglo XVII y Valencia en la actualidad, pero con dos historias que si bien no son la misma, evidentemente, si tienen un nexo de unión que vas descubriendo a lo largo de la lectura. La historia entre Isabel y Biel es una historia de un imposible debido a la época en la que se desarrolla y a las circunstancias de cada uno de ellos. Isabel es una mujer que debía ser conformista, sumisa y por supuesto debía saber guardar muy bien las apariencias. La evolución de este personaje a lo largo de la novela es espectacular. Isabel tiene que luchar contra viento y marea para lograr su felicidad. Por su parte Biel, debido a su circunstancia como judío, tendrá que hacer frente además a los acontecimientos que fueron sucediéndose en Mallorca en 1687. De manera paralela a esta historia, Anabel nos cuenta la historia de Isabella y Gabriel, dos personajes que debido a los acontecimientos del pasado están predestinados a encontrarse. Sin embargo, los verdaderos protagonistas de la novela son los sueños, sueños que en un principio suceden sin explicación alguna y que poco a poco se ira descubriendo el porque de los mismos. Esos sueños son el vinculo de unión entre el pasado y el presente, haciendo que ambas historias se apoyen una en la otra debido a los acontecimientos que suceden en el pasado. Puede parecer que la historia del pasado tenga más peso especifico que la del presente, y no es así. Anabel, ha sido capaz de crear una trama en la que las dos historias transcurren de manera equilibrada, haciendo que ambas te enganchen de la misma manera desde sus primeras páginas. Se trata de una novela que te hace tener sentimientos encontrados ya que te hace reír, llorar, suspirar y emocionarte con sus personajes. Si a eso le sumamos que nos narra unos hechos históricos verídicos con gran detalle y rigor, creo que estamos ante una novela de 10/10, que no os podéis perder. |
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