En estos breves cuentos y poemas Jorge L. Borges nos habla de sus temores, de los espejos y los laberintos como metáforas de la duda. Hay un trasfondo filosófico en todos ellos que se ve claramente en su concepción del tiempo, el espacio, la muerte, el infinito y la existencia humana. Borges toma el mundo real como si fuera una idealización dentro del cual vivimos sin darnos cuenta. La muerte es para él la clave de la vida y piensa que cada uno de nosotros tiene su muerte personal. El destino es como otra persona que llevamos dentro marcada por ese tiempo: el eterno retorno, un regreso hacia el infinito que se repite constantemente. Técnicamente, Jorge L. Borges es un escrupuloso formalista sometido a un gran rigor de método. Sus cuentos, como sus relatos y poesías son de una arquitectura estructural muy bien pensada, lógicamente desarrollados y con una economía de recursos planeada. Escribe lo estrictamente necesario. Borges ha armado un estilo escueto, preciso y de una maestría filosófica sorprendente. |