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Lo confieso: me fijé en esta novela exclusivamente por su portada hace varios años. Luego más adelante caí en que lo había escrito mi querida Gema Bonnín, que ya es una habitual de este blog porque es una autora que me encanta por muchos aspectos. La Dama y el Dragón fue su primera publicación y con esa portada y ese título, no hace falta mucho más para darse cuenta de la temática que se esconde entre sus páginas: fantasía, magia, amistad y aventura, aunque la sinopsis también augura una intensa historia de amor que se prolonga en el tiempo y que yo personalmente era lo que más ganas tenía de conocer. Con esta ya es la cuarta novela (tercera historia) que leo de esta autora y no he podido evitar fijarme que sigue un patrón estructural en todas sus novelas que consiste en presentarnos a sus jóvenes protagonistas desde su más tierna infancia para luego hacerlas crecer con un salto temporal avanzando unos cuantos años. Así, cuando conocemos a Erika, sólo es una niña fácilmente impresionable que tiene un encuentro fortuito y muy afortunado con una dragona sentenciada a muerte durante los últimos minutos de su vida. Gracias a esa conversación, la niña consigue hacerse con un huevo de dragón al que logra criar hasta que se convierte en su mejor amigo, Shainor, a quien oculta del mundo por su propia seguridad puesto que los humanos han decidido que los dragones tienen que ser erradicados al suponer un peligro en potencia. A raíz de esta premisa, una de las mejores cosas que nos proporciona esta novela es el tema del odio hacia el diferente, llevado a través de una historia fantástica con criaturas de cuento. Los aspectos que trata son extrapolables a casi cualquier ámbito, pero en este caso, los odiados y perseguidos son los temidos dragones, que por su gran poder y fuerza destructora, son cazados y ejecutados mucho antes de que puedan causar ningún estrago en las vidas de los humanos, que sólo se curan en salud antes de que ocurra ninguna tragedia a manos de un dragón sin sentimientos. Sin embargo, la realidad es bien distinta porque estas criaturas son pozos de sabiduría y bondad que solo quieren convivir con las personas sin ser perseguidos indiscriminadamente. Recuerda tantísimo a los grandes exterminios que han ocurrido en la realidad (o que siguen ocurriendo) que da miedo el paralelismo y las razones por las que se lleva a cabo. Según la propia autora se trata de su primera novela, escrita en 2010, además de ser la primera que publicó (y por cierto, aquí tenéis más curiosidades sobre cómo se gestó la idea y cómo fue el proceso de edición). Por eso me alegra mucho que se aprecie una evolución tan notable en relación con sus siguientes publicaciones. Los fallos de esta primera novela se notan sobre todo en la narración, a veces tan meticulosa y demasiado pendiente por contar todo, incluso con frecuencia hasta varias veces. En algunas ocasiones hay datos que se repiten una y otra vez a pesar de que el lector ya lo sabe pero aún así, el personaje lo vuelve a decir si viene a colación en lo que está diciendo o pensando. También en los escenarios que se describen, que a pesar de ser preciosos por cómo los plasma la autora, son demasiado idílicos, como sacados de estampas de alguna película de fantasía de los 80. Es verdad que es efectivo pero resta madurez a la trama que, por otra parte, también se revela muy sencilla a medida que vamos avanzando en la lectura, sin complicarse mucho con subtramas más allá de las necesarias, como la historia personal de un par de antagonistas y poco más. La evolución de los personajes se intuye pero apenas se siente, y aunque Erika es la más trabajada por cuestiones obvias, llega un momento en que casi sufre hasta una involución. Me explico. Esta chica es el arquetipo de heroína con unos férreos ideales a la que no le importa llevar una doble vida mintiendo a todo su entorno para luchar contra las injusticias. Por ello, y gracias a la ayuda inestimable de Shainor, se convierte en la misteriosa Dama del dragón, una forajida a ojos de muchos y una salvadora para los más desfavorecidos. Además, tiene cierto aire feminista que la envuelve durante toda la novela con temas como los matrimonios concertados, los cortejos, las mujeres que saben luchar o la vestimenta. Claro que todo está contextualizado en una ambientación medieval pero aún así, el mensaje que nos llega es claro: lucha por lo que crees justo. Sin embargo, llega un punto en que ese mensaje se diluye y pierde hasta el sentido porque de repente la protagonista decide que hay algo que le importa más y que debe renunciar a todo lo que cree, a la amistad y a hacer del mundo un lugar mejor, para poder conservarlo. En definitiva, que debe dejar de ser ella misma por amor. al menos ese es el mensaje que yo he captado y aquí es donde la historia se me ha caído con todo el equipo, aunque gracias a la habilidad de la autora, al final logra remontar el vuelo otra vez. La relación de Erika con el resto de personajes es uno de los aspectos que más me han convencido. Quizás por ello también los secundarios más importantes son Hayden, Caroline y Casandra, que respectivamente son el chico, la hermana pequeña y su mentora. La relación con Hayden es preciosa porque comienzan siendo unos críos y van descubriendo poco a poco que pueden llevarse mejor de lo que en un principio piensan (además que un matrimonio concertado ayuda bastante a tener que llevarse bien y da para muchos encuentros en los que conocerse y ocultarse cosas). Su hermana pequeña, por el contrario, es la envidia y los celos personificados. Todo lo que tiene Erika lo quiere Caroline, incluido a Hayden, y no va a parar hasta destrozar las ilusiones de su hermana mayor y conseguir lo que considera suyo. Por su parte, Casandra es un personaje enigmático, una figura muy socorrida en las historias épicas de fantasía en las que la heroína en cuestión necesita de ciertas habilidades que debe aprender de alguien y entonces asistimos a la ya conocida relación entre mentora y alumna que le da un aliciente más a la trama. Por lo demás, la prosa es fluida y recuerda más bien a un cuento largo con magia, criaturas fantásticas y una historia de amor que si bien me descoloca en ciertos aspectos, es bonita y realista, y mantiene la química entre los dos implicados en todas las escenas que tienen en común. Sin embargo, unos de los mayores problemas que he tenido con el libro a la hora de ponerme a leer han sido los capítulos demasiado largos para mi gusto, que hacían que no siempre pudiera terminarlos en los ratitos tan cortos que tengo de lectura y me cortaran algo el ritmo de la historia porque no podía leerlos enteros. En cambio, la edición tiene la letra tan grande que resulta muy cómodo de leer y se avanza más rápido de lo que pueda parecer aunque no sea un libro especialmente corto. En resumen, una novela efectiva para un público joven que a mí se me ha quedado algo corta en comparación con el resto de historias que he leído de Gema Bonnín, algo que supongo que es completamente normal. Sin embargo, es una clara recomendación si os gusta el género pero siempre teniendo en cuenta que esta novela gana con la sencillez y no con una trama demasiado compleja ni extendiéndose en ningún tipo de worldbuilding. A cambio, me he encontrado una historia de fantasía juvenil que cumple perfectamente con la función de entretener al lector, aunque en algunos tramos haya sido algo más simplona tanto en trama como en evolución de los personajes, al final el conjunto resulta ser encantador con grandes dosis de aventuras, un toque de magia y una historia de amor muy atractiva. Enlace: https://enmitiempolibro.blog.. |
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