Gracias. História de un vecindario

Rocío Bonilla es una de mis ilustradoras favoritas. Sus ilustraciones son preciosas y tienen un encanto especial y aunque sus historias están, en principio, dirigidas al público infantil, los más mayores las sabemos apreciar igualmente. Y es que tener en tus manos un album ilustrado tan precioso como "Gracias. Historia de un vecindario" es un auténtico placer. Pasar las páginas, fijarse en esos preciosos dibujos, tan llenos de detalles, tan expresivos, leer la historia que, aunque sencilla, siempre es bonita... Los niños lo aprecian de una forma y los adultos de otra.

Estamos en un vecindario de casas independientes. Cada casa está habitada por una familia, a veces por una sola persona... Y todos viven los unos alejados de los otros, sin apenas relacionarse entre sí, pensando que no tienen nada que ver con sus vecinos. Pero, en la mayoría de los casos, esos pensamientos se deben al puro desconocimiento. Por ejemplo, en casa de Camila siempre hay muchísimo ruido y los vecinos piensan que es porque está sorda. Pero resulta que no, que lo que pasa es que tiene diez bebés (pollitos) que no paran de reír y chillar. Camilla no se atreve a hablar con su vecino, al que encuentra muy estirado. Pero resulta que el vecino, un abogado seriote y formal en su trabajo, se transforma de puertas para adentro. le encantaría tener público para las cosas que hace pero cree que su vecina de la derecha es sorda y el de la izquierda un dragón aterrador. Ya sabemos que su vecina no es sorda y que sus hijos serían el público perfecto para la afición del señor Vilches... ¿y el otro vecino? ¿será de verdad un dragón tan terrible como parece?

Me encanta cómo se desarrolla la historia. Cómo primero nos presenta a un vecino al que los demás ven de una determinada forma y cómo, al entrar en su casa, vemos que es de una manera completamente distinta. Y este vecino no se relaciona con el de al lado por algo que se imagina y, al entrar en casa de ese otro vecino, vemos que, de nuevo, es de forma distinta a la que aparenta. de un vecino vamos a otro, desmontando apariencias. Y, cuando todos están desmontados, vemos cómo el vecindario se transforma. Y de ser un vecindario de casas independientes y aisladas, se convierte en un vecindario vivo y amigable.

La historia es preciosa y, como casi todas las infantiles, tiene moraleja: la vecindad, las buenas relaciones entre vecinos, y las falsas apariencias: cómo se puede ser de una forma y, sin embargo, que los demás nos vean de una manera totalmente distinta. Cómo no hay que fiarse de las apariencias y ver más allá, dentro del interior de cada persona.

Los personajes son todos animales, de diferentes especies. Las ilustraciones son deliciosas, ya las veis en las fotos (y os aseguro que en vivo y en directo son aún más bonitos). Como todos los libros de Rocío Bonilla, es una auténtica joya.
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