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Crítica de MiTijuanaLectora


MiTijuanaLectora
08 April 2020
¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret es una novela estadounidense que se ha convertido en un clásico y que a pesar de haber sido escrito en los 70's sigue externado los problemas de las preadolescentes y logra transmitir de una manera muy acertada el sentir de muchísimas niñas en cuanto a su desarrollo y las inquietudes que esto les provoca.


A pesar de lo que el título del libro les pudiera hacer creer, este no es precisamente un libro de religión. A través de lo 25 capítulos iremos conociendo el entorno familiar de Margaret, su dinámica escolar y las inquietudes que la acongojan y que la llevan a tener conversaciones con Dios.


La lectura es bastante ligera, está contada en primera persona a través de nuestra protagonista y utiliza un lenguaje adecuado para el público al que principalmente está dirigido, los niños de entre 8 a 12 años. Además del lenguaje, la forma en la que están estructurados los capítulos es la más acertada para los pequeños lectores ya que al ser relativamente cortos se logra llevar un ritmo constante que evita que abandonen la lectura o se pierdan en ella y no logren comprender la trama. Todos estos elementos son los que me han hecho darle las 5 estrellas y recomendarla ampliamente a los padres de familia y maestros.


Ahora bien, hablemos un poco de la historia. Margaret es una niña de 11 años y medio que está a punto de iniciar el ciclo escolar en un nuevo vecindario. Ella, como la mayoría de las personas, se siente insegura con este cambio pero oportunamente aparece en escena Nancy, su vecina, quien la recibe calurosamente y con quien posteriormente forman un club de chicas donde también se unen Gretchen y Janie. En compañía de sus tres amigas se van manifestando sus inquietudes ante la menstruación, el uso del brassiére, la atracción por los chicos que inminentemente empieza a despertar y hasta la envidia que les genera ver a otra niña más desarrollada.


Como si la transición a la pubertad no fuera ya suficiente, Margaret se enfrenta a otra situación. A pesar de tener constantes platicas con Dios, ella no pertenece a ninguna religión ya que en su momento la unión de sus padres no fue tomada de la mejor manera por pertenecer a distintas religiones y ellos optaron por abandonarlas y dejarle a ella el libre albedrío. El no pertenecer a ninguna religión la lleva a investigar, a asistir a reuniones judías, presbiterianas, metodista unida, entre otras; cosa que le genera más confusión a la pequeña. Es probable que a los adultos este tipo de situaciones les lleguen a resultar absurdas o fáciles de solucionar, pero para cualquier niño que se encuentra en pleno desarrollo esto les puede generar ansiedad ya que son experiencias con las que no están familiarizados y por ende se pueden sentir rebasados ante los retos del crecimiento y tener que tomar la decisión de a que religión se debería pertenecer.


En resumen, un libro con problemas exclusivos de la adolescencia, personajes adorables y con una manera de narrar la historia, tan clara e inocente, que te hace pensar que efectivamente podría haber sido escrito por una niña. de manera muy acertada, la autora logra transmitir perfectamente el sentir de nuestra protagonista y hace que muchas jovencitas se sientan identificadas con ella. Una gran lectura.
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