Cañas y barro

Hace muchos años compré varios libros de Blasco Ibáñez, pero nunca los llegué a leer, ninguno. Por fin ahora empecé mi primera lectura de este autor y fue con Cañas y barro.

La novela se publicó en 1902, cuenta con 312 páginas y toda la acción transcurre en Valencia, en la zona de la Albufera.

Hay varios puntos de la novela que me gustaron mucho, por un lado la ambientación me pareció excelente. Podemos conocer la vida que se llevaba en esa zona rural, sus comidas, sus entretenimientos y sus costumbres.

Todo rezuma pobreza, el lugar donde viven y a lo que pueden aspirar. Aunque también hay clases dentro de los mismos habitantes y se podrían separar entre aquellos que viven del río y pescan en él, y los que viven de la tierra, que son los que cultivan arroz.

La historia se centra en los Paloma: el tío Paloma ha vivido desde siempre en el río y del río, pero su hijo Toni quiere algo diferente y busca vivir del cultivo del arroz, empeñándose en ello tanto él como su mujer. Cuando nace su hijo Tonet, parece no querer tirar ni hacia la pesca ni hacia el arroz.

El lugar y los personajes nos llevan a una historia llena de pasiones y también de maldades, y son precisamente sus dos puntos fuertes.

Blasco Ibáñez fue escritor, periodista y político. También propulsor del naturalismo y del realismo y esta obra es un reflejo de los dos géneros. La novela me ha gustado mucho, su desarrollo y sobretodo, su final. El autor construye un final digno del resto de la historia, seguro que a muchos os sorprende pero si lo pensáis bien, no había otra manera de terminar la obra, y más, siguiendo con el realismo que encontramos de principio a fin.

Libro recomendado totalmente, es una intersante obra reflejo de un momento concreto, los escenarios siguen, seguro que no iguales, pero la Albufera ahí está.
No así el modo de vida que nos muestra Cañas y barro. 
Me gustó especialmente el sorteo de los redolíns, que aún existe a día de hoy. Y es un sistema de elección de origen feudal organizada por la Cofradía de Pescadores de El Palmar y en el que se reparten los puestos de pesca de la Albufera. 
En el libro se reflejaba la importancia que tenía en ese momento, pues este podía convertir a alguien en rico o mantener a otro en la pobreza. 
A día de hoy ya no hay tantas personas participando en el sorteo, pero no deja de ser algo importante.

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