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¿Y si os dijera que un escritor famoso decide hacerse pasar por muerto para ver qué dicen los demás de él... y después del segundo día ya nadie menciona su nombre? ¿Y si os contara que Irina, la hija del rey de una tribu de la selva amazónica, se enamoró de Jan, quien poco después murió? ¿O que Ney, para evitarle el sufrimiento, decidió decirle primero que Jan había tenido que viajar a su propia tribu y después que había sido castigado por una bruja y transformado en tigre? ¿Y si añadiera que Sabana, tras un accidente que la dejó con la cara deformada, abrió una agencia de investigaciones especiales? Ahora os preguntaréis la relación entre todas estas historias disparatadas. Pues la respuesta es todavía más hilarante, rayana en lo absurdo, simplemente deliciosa. Los toques surrealistas repletos de magia y creencias paganas están muy presentes en toda la narración. Toda la historia parece un experimento del autor, un ejercicio literario en el que la ficción fija y delimita la realidad, la crea y deja a su paso asombro e incertidumbre. Mientras se lee, una no puede evitar preguntarse qué es invención de la mente de un escritor sin talento (el protagonista) y qué es real; qué episodios son fruto de una mente enfocada en el marketing y afectada por plantas alucinógenas y qué otros pertenecen a la realidad. |
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