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Cuentos poéticos de una fuerza narrativa extraordinaria. Se leen también como una novela experimental estilo arquitectura de Perec. Hay austeridad reconcentrada de imágenes y emociones, es narrativa de poeta. Hay también metanarrativa que opera como narrativa en un clima cinematográfico de Nouvelle Vague. El tema es la madurez que nunca se alcanza, las rupturas que dejan sedimento, una nostalgia sepia que se intenta rechazar, pero persiste como una adicción. Hay revisión, elaboración y avance a partir de la tradición literaria argentina. Está Saer, hay frases glosadas de Unidad de lugar. Hay una vuelta de tuerca que hace de la ciudad de Santa Fe una Zona expandida. Sobresale la precisión de Bitar, escribe frases inmejorables que fluyen como si no tuvieran sucesivas puestas a punto. Y fuga. Fuga hacia el surrealismo. La ciudad se hunde, implosiona, es un apocalipsis que sin embargo no es el fin del mundo. Como es territorio literario, esos agujeros son del lenguaje, como lo son de la subjetividad. Es el continuo espaciotemporal con sus agujeros de gusano y sus singularidades que conectan con otras dimensiones.
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