Fracasos del ego

Al tener este poemario en mano se podría pensar antes de su lectura que es un libro corto y de lectura rápida, ya que la cantidad de sus páginas nos engañan. Pensé que leería sus 74 páginas de una sentada y fue imposible.

Es una lectura intensa, muy cargada de sentimiento y reflexión que llevan a cuestionarse muchas cosas y a entender que el proceso de abrir la mente nunca se termina, que hay personas con otras realidades que, si no son las mismas que quien lee vive, al menos es necesario que podamos empezar a reconocer, aceptar y apoyar.

Es la primera vez que me acerco a una lectura que me lleve a entender mejor la vida de alguien no binarie. El autodescubrimiento es un camino infinito y difícil de transitar, Clau expone sus sentires más profundos y de alguna forma nos invita a buscar la fuerza necesaria para encontrar el camino propio de aceptación. Y más allá de eso también refleja grandes injusticias que lamentablemente aún siguen teniendo su lugar en este mundo que habitamos, un mundo que necesita ser transformado cuando las costumbres heredadas dañan y no representan ni brindan apoyo.

Entre mis favoritos de este poemario quiero destacar: “amor animal”, “centinelas”, “Eón” y “fracasos del ego” junto a su sección final que se encuentran separadas por un gran punto a modo de transición.

La edición del libro es muy linda, la portada tiene una textura bastante interesante que recuerda la sensación de tocar una pintura real con las manos, y sus colores llevan a sentir la gran fuerza del cambio constante en que vivimos. al inicio incluye dos prólogos hermosos de Val Flores y Fisión Ciruja. El poemario está dividido en cuatro secciones llamadas “Temporales” y al final un epilogo escrito por Aldana Gaggero y Silvia Seoane que funciona como una posible interpretación/análisis del libro resulta muy interesante a modo de complemento y cierre, me encanto encontrarme con una forma distinta de sentir el poemario, pero que en algún punto se parecía a la mía.

Lo más lindo que me deja esta lectura es el poder empezar a tomar consciencia de cómo y porqué el lenguaje es algo vivo, algo que está en transformación en todo momento. Ya nadie debería mirar hacia otro lado y tratar de mostrarse indiferente ante la necesidad de incluir a todas las identidades en la palabra. Nadie impone a nadie el uso de un lenguaje no tradicional, solo se pide respeto hacia la autopercepción de cada persona, y una buena solución que no es imposible llevar a la práctica (para quien no desee utilizar la “e” o la “x”) es buscar cambiar las palabras necesarias para hablar de un modo más amable que no se limite a lo binario, es eso lo que he intentado reflejar en esta reseña.

Este libro me ha gustado muchísimo y siento que es una lectura súper necesaria que nadie debería perder la oportunidad de conocer. Necesitamos seguir construyendo un mundo mejor y la mejor forma de comenzar es escuchar nuevas y diferentes voces, empatizar, apoyar, dejar de callar y alzar la voz.