Orthodoxia

Asesinatos, intrigas y misterios; un colectivo sectario con un enorme poder que harán lo que crean necesario para lograr su objetivo. Una historia que va fluyendo página a página, suave y denso en un principio para convertirse poco a poco en raudo e inquietante enganchando al que está en el otro lado, incitándole a seguir, para así descubrir el misterio que se esconde entre las piedras de antiguos edificios, protegido durante siglos.

Aquellos que hayan leído la anterior novela de este autor se encontrarán con aspectos familiares. Bértolo es amigo de introducirnos poco a poco en la trama, encuadrándola históricamente y ofreciéndonos los datos precisos para que logremos seguir las mil vueltas por las que nos llevará, como medio de transporte una investigación que se remontará siglos atrás, estando las pistas en el patrimonio arquitectónico del Camino Santiago. Tal vez haya lectores que no se encuentren a gusto con esta manera de proceder, al encontrarnos con muchísima información, que en ocasiones se nos torna excesiva, pero que a la larga se nos volverá necesaria para lograr disfrutar al máximo de este entramado de secretos.

Otro aspecto ya conocido, es el hecho de retroceder en el tiempo para comenzar a desarrollar el tamiz en el que jugarán los contendientes, aquellos que investigan ciertos asesinatos, incluso algunos casos sin resolver de otras épocas; y esos otros escondidos en las sombras, poderosos y pertrechados con las últimas tecnologías y un fanatismo que pone los pelos de punta, que pretenden hacerse con el control absoluto de la humanidad.

Como consecuencia de lo anterior la historia va de menos a más cogiendo hacia la mitad un ritmo vertiginoso que incita al lector a seguir leyendo. Es así y gracias a toda la información que en un principio nos ofrecieron que sin darnos cuenta llegamos a la página 474.

Tal vez lo más característico, a parte del estudio minucioso de la Orden de Santiago, sean los personajes. Las posiciones están claras exceptuando alguno que otro que se pasará al bando contrario. Sorprende sin duda la familia Menz y su sala de los Evangelios; descubriremos un micromundo donde la palabra de uno solo se antepone sobre su progenie y aquellos que cohabitan con ellos y lo que no logra con su palabra se valdrá del dinero o la muerte, para salir siempre victorioso. Sus ideas y hasta donde ha llegado para lograrlo en verdad que impresionan.
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