InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Guille63


Guille63
19 March 2023
“El segundo es el primero de los perdedores” (Ayrton Senna)

y aquel que puede llegar a vivir ese fracaso de la forma más cruel, añado yo. Este es el leitmotiv del libro, o uno de ellos, y recuerda mucho al conflicto Mozart-Salieri de la película Amadeus (aunque el libro es un año anterior a la película para mí es treinta años posterior).

Ello podía haberme influido negativamente: un tema que ya estaba bien tratado por la película, al que poco, pensaba, se podía añadir. Y si a eso le añadimos que es un drama en torno a un triángulo de personajes misántropos y elitistas, en el peor sentido de la palabra, y que nos llega por medio del discurso mental de un ser antipático que conforman una prosa incómoda, que por momentos me llegó a parecer torpe, la verdad, es que no parecía tener mucho futuro conmigo. Sin embargo he quedado fascinado y con ganas de más Bernhard, de mucho más.

El libro, junto a la película citada, me trajo a la mente otra novela que tenía olvidada -"La muerte del adversario", de Hans Keilson- que, de hecho, no me gustó demasiado, en buena parte porque me humilló en unas cuantas ocasiones en las que no entendí nada, pero que también reflexionaba en cierto modo acerca de esa felicidad que se extrae de la infelicidad y que es, en mi opinión, el tema fundamental de este libro. En su libro, Keilson intenta explicarnos el comportamiento, siempre muy chocante para mí, de los judíos ante la opresión nazi y venía a decir, o eso creo, algo así como que los seres humanos tenemos una necesidad perentoria de tener enemigos, bien para perseguirlos o bien para que nos persigan. Nuestro “malogrado” parecía necesitar a los dos.

En este sentido, contaba Keilson una leyenda que viene al pelo:

El Zar recibe como regalo una manada de alces. Estos son llevados a un paraje ideal, que, para su protección, es declarado parque natural. En un primer momento todo va bien, los alces se adaptan estupendamente a su nuevo hogar, pero pasado un tiempo los alces empiezan a morir uno a uno. Muchos expertos intentan explicar el enigma sin conseguirlo. Como último recurso llaman a un experto residente en el lugar del que proceden los alces. Tras meses de observación llega a una conclusión: los alces se mueren porque les faltan los lobos.
Comentar  Me gusta         30



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro
Apreciaron esta crítica ()(3)ver más