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El libro no es una historia de amor común, cómo la protagonista no es la típica mujer delicada y sumisa. Es una historia de superación, de sacrificio, pero también de lealtad y emociones. Todo comienza cuando Laura una periodista en busca de una historia que contar, consigue entrevistar a Elisa, nuestra protagonista principal, está es una joven bióloga que decide ir a trabajar a Alaska y durante varios años se embarca en navíos pesqueros, hasta que la ONG que la contrata, la envía a una investigación de campo sobre el fondo marino en un viejo barco arrastrero llamado Zanzíbar II. Allí tendrá que sobrevivir en ese mundo duro, agotador y donde el capitán no está muy de acuerdo de tener a una mujer a bordo. Pero no temáis, porque nuestra chica es fuerte, dura y con mucho carácter, esto la ayudará a lidiar con el malhumorado capitán Mark Ryan. Pero lo que Elisa no imagina es que guarda ciertos secretos que lo han llevado a ser como es. Los personajes principales son muy carismáticos pero consideró que poco desarrollados, me hubiese gustado saber un poco más sobre ellos. Hay unos cuantos secundarios como Alice la hermana de Mark o Igor el cocinero, pero el que más me cautivó fue Guiseppe es el segundo de bordo, un italiano regordete, simpático, cariñoso y con dotes de casamentero. Otro punto fuerte son los diálogos, que logra hacernos estremecer en los momentos más críticos. Es una novela muy divertida, de lectura rápida y agradable. La autora nos sabe transmitir a la perfección sensaciones como el sabor o el olor, el miedo, todo marcado en un ritmo constante que impedirá que dejemos de leer. Sobre el final, tiene un giro inesperado que os va a sorprender. En definitiva, un relato entrañable que no se arrepentirán de leerlo, original, entretenido, donde las emociones os harán temblar.
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