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"Mitza, tú eres como uno de los objetos en las investigaciones de Newton, mantienes incansablemente tu velocidad en la vida a menos que actúe sobre ti una fuerza externa. Espero que ninguna fuerza externa cambie nunca tu velocidad" Esta frase atribuida en el libro al padre de Mileva no se cumplió. Einstein y Mileva comienzan una relación intelectual y sentimental que en un principio parece de iguales, según trascurre la narración vamos viendo como él desde sus privilegios va relegándola al papel de madre-esposa mientras eso sí va aprovechándose del trabajo y de los valiosos conocimientos de ella para su propio beneficio: ella era una gran matemática que con toda probabilidad realizaba los cálculos más complejos pues él no era tan brillante en el campo del cálculo matemático y además se ha podido demostrar que una parte indispensable de los contenidos que hicieron posible elaborar la teoría de la relatividad fueron conocimientos que solo ella estudió y cursó. Una historia de mucha injusticia, que es indispensable conocer y visibilizar, Mileva Maric fue una mujer excepcional que quedó como tantas otras a la sombra del "genio" |
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