La jaula

Edmunds Berszs, prestigioso y joven arquitecto desaparece sin dejar rastro un domingo tras visitar a sus padres. Edite, su mujer, aunque acostumbrada a las rarezas y extravagancias de su marido, acude a la policía para denunciarlo. La investigación del caso correrá a cargo de un joven aunque competente Valdis Struga.
Una sinopsis de pura novela policial con la que se presenta este clásico de la literatura letona pero que a mitad de libro da un giro radical para convertirse en otra cosa totalmente diferente. de hecho, hasta esa primera parte leía está historia sin demasiado entusiasmo, cambiando completamente mis sentimientos a partir de entonces.
Escrita en el contexto de la Unión Soviética en plena Guerra Fría, creo que el autor se valió de una primera parte de típica novela de género para sortear sin problemas la censura, y así más tarde poder regodearse en el verdadero mensaje que quería transmitir. Considero que dicha teoría se confirma cuando al escritor no le importa desvelar a mitad de lectura la identidad del causante de la desaparición.
Son muchos los recados que Bels quería transmitir; una crítica hacia los estados autoritarios y la consiguiente supresión de libertades o la negación de la dicotomía comunismo/capitalismo como únicas salidas de organización social. Para ello se vale del concepto de "la jaula" como metáfora de los sometimientos tanto ajenos como autoimpuestos.
Pero son continuas las reflexiones filosóficas, algunas de claro calado existencialista, que se suceden a lo largo de esta genial segunda parte que, bien es verdad, desembocan en un final algo precipitado para mi gusto. ¿No lo provocaría el escritor para el caso de que los censores se conformaran con una lectura superficial del inicio y el fin del relato?
Bueno, al final, estas son mis subjetivas apreciaciones de este libro que recomiendo leer haciendo el esfuerzo de superar el umbral referido y que a lo mejor decepciona a quiénes busquen una corriente novela policial