El fin del mundo como excusa para amarte

Podría ser relativamente sencillo imaginarnos un mundo devastado, cercano al fin de los tiempos, en donde todo lo que dábamos por cierto se desquebraja a nuestro alrededor sin que apenas podamos hacer nada para remediarlo. Situaciones apocalípticas en la que el infierno emerge desde las sombras para cuestionarnos nuestra experiencia vital, juzgar cada uno de nuestros remordimientos y regocijarse en aquellos miedos que creíamos escondidos.
Un mundo así se manifiesta en la primera novela que nos presenta Rubén Bellés. A lo largo de todo el planeta van surgiendo socavones en el suelo desde donde aparecen unas criaturas monstruosas, sedientas de sangre, que van diezmando a todos aquellos que se cruzan en su camino. En circunstancias tan dramáticas como esa, uno lo que espera es sobrevivir como sea, tratar de ponerse a salvo y rezar por que todo lo que vemos a nuestro alrededor sea una cruel y despiadada pesadilla. Pero, poco después, cuando aceptas que nada de lo que hagas servirá para poder salir del infierno al que te ves sometido, tus pensamientos se desvían en otra dirección. Una en donde puedas permanecer junto las personas que quieres.
El problema es que a Martin, nuestro protagonista, le ha sorprendido el fin del mundo justo con la persona que más ha odiado en su vida.
Bajo este planteamiento, Bellés se toma todo el tiempo del mundo en desarrollar una relación cuyo epílogo estará rodeado de sangre, muerte y desconcierto. La relación entre Martin y Eric centrará gran parte de la novela, al tiempo que conoceremos de una manera más indirecta a otros personajes que enriquecerán la historia con otros enfoques cuya importancia se revelarán al término de la misma.
Todo eso puede llevar a cierta confusión al no tener clara la dirección en la que se desarrolla la historia. Las pinceladas de devastación mundial con las que se acelera la narrativa quedan relegadas a los desvaríos emocionales de nuestro protagonista, el descubrimiento de sus emociones, del amor, del sexo y de la desesperación que conlleva el sinsentido de una ruptura amorosa. de hecho, en más de una ocasión tienes la sensación de que la novela se pierde entre hechos inconexos que se alejan del apocalipsis que promete ya desde el título de la novela.
Pero…al terminar, cuando cierras de manera definitiva el libro, todo encaja.
Y es que nuestro mundo, en nuestro auténtico universo, el centro de todo lo que siempre fue nuestra vida se puede destruir de muchas formas distintas. La devastación que produce deja eriales a nuestro alrededor, nos desespera, nos lleva hasta la más absurda confusión en la que ni tan siquiera somos capaces de reconocernos ante el espejo. En un mundo devastado como ese, los monstruos emergen desde todos los lados, teniendo que enfrentarnos a ellos desde la más oscura soledad.
La novela de Rubén Bellés nos acerca a la universalidad de cada uno de nosotros para enfrentarnos a esos apocalipsis a los que todos tenemos enfrentarnos.