Ami, el niño de las estrellas

Para no variar, he abierto este libro sin saber lo que me encontraría. Y me he encontrado una lectura que me ha recordado muchísimo a “El principito”, entiéndase por las frases que parece muy bonitas pero son poco prácticas. Supuestamente es un cuento para niños, pero no creo que los niños entiendan la mitad de las palabras que utiliza y no creo que deban leerlo hasta tener muy afianzadas sus creencias y sus ideas. Cabe decir que no me gusta el Principito, por lo que ya sabéis por dónde va a ir esta reseña.
Escrito en primera persona desde el punto de vista de un niño, Pedrito, que un día se encuentra con Ami, un extraterrestre, que le explicará lo más importante del universo: El amor.
No me ha gustado como está escrito, el vocabulario no va acorde con la edad del narrador, y lo de meter las creencias en Dios a rosca chapa me sobra totalmente. No sé vosotros, pero no conozco ninguna abuela que se vaya a dormir sin verificar cien millones de veces que su nieto, que para más inri, está con ella de vacaciones, está a salvo en casa, y que encima duerma a pierna suelta.
Además, no creo que a nadie a estas alturas le haga falta que un alienígena le diga que nos estamos cargando el planeta, pero si queda alguien, tal vez se merezca leerlo. Lo que más me ha indignado es que considera a las arañas, serpientes, tiburones… en fin, todos aquellos animales que son peligrosos para el ser humano, malignos, por lo que no tienen entrada en sus maravillosos planetas. Pues perfecto, que se vayan todos y me dejen a mí con mis maravillosos bichos (debe entender este señor que no fueron creados por el ser que nosotros). En serio, estoy indignada. Lo he terminado porque puro orgullo ¡Sí, tengo mi orgullo, debo ser una persona horrible!
Me voy a tirar a la piscina y os voy a recomendar esta lectura solamente a los enamorados del citado librito. A los demás, no se os ocurra, os va a horrorizar tanto como a mí.
¡Gracias al autor por decirme que soy una “tonta buena”, fácilmente manipulable por personas malvadas, pero con más cerebro! Me ha sentado como una patada en la boca, este señor debería tener cuidado con las cosas que escribe, sobre todo si está escribiendo para preadolescentes.