Una herencia en juego

Thriller juvenil que me ha parecido de los más original al salirse de lo común en las historias de este género en las que normalmente nos centramos en la investigación de una muerte o desaparición.
En este caso la historia es distinta. El millonario Tobías Hawthorne fallece y, para consternación de todo el mundo, en vez de dejarle su herencia a su gran familia, se la deja Avery, una chica de 17 años que aparentemente no tiene ningún enlace con esta familia.
Imaginaros la consternación que esto causa a todo la familia y a la propia Avery, la cual no ha tenido una vida nada fácil.
Pero la herencia no es inmediata, para poder acceder a ella, Avery deberá cumplir una serie de requisitos, entre ellos vivir en la mansión Hawthorne durante un año. Pero no vivirá allí sola, porque otro requisito es que no puede echar a la familia que también convive allí y ojito que aquí vienen curvas porque la familia no es que esté muy a favor de ponerselo fácil.
Por otro lado, a Tobías Hawthorne le encantaban los misterios y los juegos de pistas, etc. Y sus últimas voluntades no son únicamente lo que parecen. También suponen un reto, tanto para sus nietos como para Avery, que deberán intentar desentrañar el misterio que el señor Hawthorne les ofrece si quieren saber el motivo de sus acciones.
Comienza así una carrera por ver quién consigue desentrañar antes este misterio, en la que a veces habrá aliados y a veces enemigos.
La verdad es que he disfrutado muchísimo de este libro.
Con capítulos cortos que te van dejando con ganas de más y que mantienen en todo momento la intriga, me ha resultado una lectura de lo más amena.
He empatizado bastante con los protagonistas aunque reconozco que me tienen un poco perdida, no me queda claro de quién fiarme y de quién no ya que aquí todo el mundo tiene sus luces y sombras.
Y, aunque alguna parte de la historia no ha acabado de convencerme, es un thriller juvenil que recomiendo mucho por su originalidad.