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Continuamos la historia mas o menos en donde se quedaba el libro anterior. Sabíamos que Darlinton desapareció en Otoño y que en primavera las cosas no salieron demasiado bien aunque se solucionó la primera parte de los problemas. La historia vuelve a dividirse en tres estaciones: Primavera pasada, verano y otoño, que es cuando comienza todo lo bueno e importante. Está a punto de cumplirse un años de la desaparición de Darlinton, Dawes y Alex hacen todo lo posible por localizarlo y rescatarlo de las garras del inframundo en el que está atrapado. Pero aunque saben que Darlinton está ahí, las dudas sobre si será realmente Darlinton a quien rescaten las consumen. Ambas tienen que hacer muchos sacrificios y arriesgarlo todo junto con algunos amigos para conseguir sus propósitos sin saber demasiado bien que es lo que realmente conseguirán con sus experimentos. La novela nos vuelve a presentar a las distintas casas con sus conjuros, lo que las personas están dispuestas a hacer para conseguir lo que necesitan, con algún nuevo asesinato en el campus que entorpecerá las posibilidades de salvar a Darlinton, al mismo tiempo que el pasado de Alex la alcanza y todo se complica más con la aparición de demonios. Otra vez, la vida de Alex correrá peligro, pero no solo ella se verá afectada en esta ocasión, Dawes, Turner, Trip y Mercy estarán dando lo mejor de sí mismos para conseguir que todo salga bien, salvar a Darlinton y al mundo, al menos a New Haeven. La novela ya comienza por lo alto y aunque te va poniendo en antecedentes, no es tan lento como el primero, porque ya conocemos a los personajes y la situación de las casas, con lo cual es más ágil. La relación entre los personajes se estrecha considerablemente y abre nuevas amistades y posibilidades. Pero todo lo que pasa hace que quieras devorarlo y te olvides de los capítulos largos pero muy emocionantes que te transportan a ese mundo de oscuridad y magia. Lo peor es que la historia continua y te quedas con ganas de que llegue ya el tercer libro de la saga. |
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