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Me ha gustado mucho la historia de Rannulf y Judith, la química que surge entre ellos desde el primer instante, me ha encantado. En esta historia conocemos a Rannulf Bedwyn, quien va a visitar a su abuela y en el camino se encuentra con un carruaje de posta volcado, así que, decide acercarse y ayuda a una mujer que le parece fascinante desde que posa la mirada en ella. Cuando ambos van a una posada para pasar la noche lluviosa, esperando que otro carruaje pueda llevar a su destino a la mujer que ayudó, surge una atracción tan grande que desea tener una aventura con ella y ambos se presentan con nombres falsos pensando que no se volverían a ver, pero Judith además de cambiarse de nombre fingirá que es una actriz y vivirá un breve sueño, considerando que será su última aventura antes de convertirse en la dama de compañía de su abuela. Fue entretenido el breve tiempo que compartieron juntos, dieron rienda suelta a la pasión que sentían pero, cuando Judith escapa, Rannulf se siente frustrado aunque piensa que es lo mejor porque una aventura con esa atractiva actriz podría distraerlo de su misión en la casa de su abuela. Con lo que ellos no cuentan es que se reencontrarán y ambos descubrirán que el otro mintió, sin embargo, lo peor para él es darse cuenta que ella es una dama inocente y debe cumplir con su deber como caballero, así que, se llevará otra sorpresa cuando ella lo rechace de manera tajante a pesar de encontrarse en una situación desesperada. El libro es entretenido y romántico. Rannulf me pareció atento y caballeroso, siempre protegiendo a Judith y ayudándola en todo momento. La pobre Judith tenía una vida triste y gris pero Rannulf la hacía sentir tanto que deseaba realmente vivir su sueño más anhelado, aunque en el fondo sabe que sus vidas no pueden estar unidas por todo lo que ella representa. Es una historia que se lee en un suspiro. Sigo amando esta familia Bedwyn. |
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