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"Unas vacaciones de muerte" resultó ser la peor experiencia literaria que he tenido. Cada página que pasaba, el sentimiento de asco iba en aumento, sobre todo cuando se mostraba las perspectivas de Myles. Resultaba difícil creer cómo dos protagonistas podrían enamorarse apasionadamente en tan solo cuatro días, lo cual se presentaba como algo completamente irreal. La trama del misterio del asesinato quedó en un segundo plano y se sintió como una mera excusa para justificar la historia. Me decepcionó notar cómo el protagonista se enfocaba más en su relación con la mujer en lugar de resolver el caso que, en teoría, debería haber sido el centro de la trama. Además, el hecho de que hubiera una escena de intimidad en una iglesia católica parecía innecesario y, francamente, irrespetuoso. El último capítulo solo exacerbó mi frustración, ya que parecía querer forzar una faceta romántica en una relación que hasta ese momento había sido superficial y física. Era difícil de creer y carecía de un sentido genuino. En retrospectiva, puedo afirmar con certeza que leer "Unas vacaciones de muerte" fue una experiencia desalentadora y dolorosa. Cada página se convirtió en un desafío, y cuando pensaba que la trama podría tomar un giro interesante, solo empeoraba. Sin duda, no puedo recomendar esta lectura a nadie, ya que se trata de un libro que no solo desperdicia tiempo valioso, sino que también deja un regusto amargo difícil de olvidar. |
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