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Un cómic muy deudor de múltiples fuentes clásicas, tanto literarias como audiovisuales, que sin embargo no decepciona a pesar de que refunde elementos ya conocidos por los que llevamos muchos años leyendo ciencia ficción. Azzarello demuestra su amor y conocimiento a los clásicos y hace evolucionar el lenguaje (al modo de Burgess en la naranja mecánica) para adentrarnos en un futuro cercano en el que las subidas del nivel del mar han separado al mundo en la sequedad, zona rica y protegida, y las subidas, zona marginal en la que cohabitan y malviven individuos de bajo estatus. Una suerte de mundo sumergido de Ballard (o el waterworld cinematográfico de Costner). En este entorno, una niña de familia poderosa es secuestrada y, casi de casualidad, acaba siendo salvada por Orson, una criatura modificada genéticamente para realizar misiones en Marte, despreciada por todos, una suerte de monstruo de Frankenstein que no deja de recordar a León, el profesional, por la relación que entabla con la niña, o si nos vamos a lo patrio, al Stonecraft de Víctor Anchel. La historia se hace confusa, a ratos, y deriva en momentos, pero como empecé a decir, no obstante es muy dinámica y atractiva, con un ritmo vertiginoso. El dibujo de Risso no es para tirar cohetes pero resulta eficaz. En definitiva, un cómic palomitero e interesante, que puede serlo aún mucho más si tus referencias literarias clásicas no son demasiado nutridas. |
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