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“ Lo que es ya ha sido. Y lo que será ya fue “ Sirva la cita bíblica para la asociación entre este relato y la génesis ( incluso del nombre ) del mismo con el episodio bíblico correspondiente al libro de los reyes. La hormiga que devora la fruta ( en la portada) equivale a la culpa, inmerecida , que corroe el alma - y la vida- de la protagonista Lucia convertida en Abisag, El rey David transpuesto en el tío Apolonio. Y la cita bíblica reformulada en un cuento con un elevado sabor rural mexicano en virtud a la pluma y la capacidad de Inés Arredondo. Mismo que pasa de ser un relato de una profunda melancolía, a una historia tétrica por el efecto de repugnancia que le imprime la autora al asociarlo con la pesada carga religiosa que pesa sobre la protagonista. Quien de la forma que sea termina por asumir la culpa que le genera el apegarse a las circunstancias que le son impuestas. Luisa. Regresa a su pueblo a petición de su tío que se encuentra a las puertas de la muerte. Su asociación con el pasado de forma ominosa y opresiva le asaltan, se culpabiliza y acepta las demandas de su enfermo tío, que de forma cuasi vampirica sorbe su energía, y lo que parecía una pequeña deferencia se convierte en una pesada carga y una larguísima condena que no termina ni aún con la inevitabilidad del suceso largamente esperado... Condenas de las que no se libera uno ni con la muerte...sea propia o ajena.. y termina por dejar un tremendo tufo a culpabilidad...aunque no exista... Historia bíblica moral convertida en injusto relato rural. Moralidad y justicia jamás podrán darse la mano... o al menos eso parece. Las ilustraciones, vuelven aún más ominosa la carga del inexistente pecado y la falsa culpa. Recordando una canción de Carlos Lico. Allá por los 70s.” La pena que lleva tu alma lleva condena…condena que no se acaba con regresar…” |
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