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Si la primera parte ya me gustó, y mucho, ¿qué puedo decir de esta en la que hay una evolución tan notoria? ¡Me ha fascinado! ¿Lo celebramos con una leche de álamo tostada? Nos adentramos en una Sunder City tan o más decadente y oscura, pero en la que ha prendido una chispita de esperanza. ¿Es posible que la magia esté de vuelta? ¿Hay una oportunidad de recuperar lo que se perdió? Esto nos deja con un Fetch mucho más atormentado y desesperado, pero igual de ebrio y sarcástico. Un personaje que mejora en cada página y que nos cautivará con sus no pocas imperfecciones. Es tal el grado de empatía, que resulta imposible no sufrir por él. En cuanto a la trama, me ha parecido mucho más completa que la que veíamos en la primera parte. Ya conocemos el pasado de nuestro protagonista, por lo que los flashbacks no son necesarios. Ya sabemos cuáles son los entresijos de la ciudad y quiénes son sus habitantes, por lo que no necesitamos lecciones de historia. Así pues, la novela se centra en la acción y en los no pocos misterios a desentrañar y nos conduce, con un par de giros inesperados y un montón de malas decisiones, hacia un final de aquellos que te dejan con la boca abierta y con ganas de más. Voy a necesitar un par de Clayfields para superarlo. de los fuertes. No solo en el planteamiento de la trama y en el protagonista he notado una gran evolución, sino que la he visto, también, en el estilo del autor. Una narrativa, para mi gusto, más profesional y elaborada, pero sin perder su esencia y manteniendo la agilidad. Con un humor más inteligente, con personajes secundarios con una mayor interacción y con una historia sin cabos sueltos en las que todo cuanto sucede tiene una razón de ser. Que no os de miedo adentraros en esta ciudad. Sólo por conocer a Fetch ya merece la pena. |
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