Numanyú y el punto débil de los sangrecalientes

Numanyú es un hortopícora de segunda generación que siempre va acompañado por Carcofónico, un dragoruelo sibiléfido al que le encanta que le rasquen la barriga. Un día empiezan a repiquetear las campanas que anuncian la llegada de los sangrecalientes, unos enormes seres de los cuales se dice que están hechos de lava prehistórica y que cada diez años salen a buscar comida y a poner sus huevos, asolando todo lo que encuentran en su camino. Todo menos las ciudades amuralladas como Tisdanea.

La curiosa pareja va en busca de una valiosa información: cuál es el punto débil de los sangrecalientes para poder derrotarlos y que nunca más puedan reducir a cenizas las Tierras Secas, un secreto que solo conoce el agorero Nepsadón. Pero Carcofónico hace de las suyas y él y Numanyú acaban en un lugar desconocido. Allí se encuentran con una misteriosa persona, con un misterioso símbolo en la frente, y que los lleva a un sitio aún más misterioso.

Llegados a este punto, Numanyú se da cuenta de que no será nada fácil llegar hasta Nepsadón, pero cuenta con la ayuda de alguien, y de algo. En esta aventura por llegar hasta el agorero, Numanyú y Carcofónico van a conocer a varias personas y personajes que ayudarán a conformar toda esta historia.

Numanyú y el punto débil de los sangrecalientes es el primer volumen de una saga de fantasía infantil creada por Belén Argaya. Es una lectura muy ágil y con mucha magia que hace imaginar al lector todo el mundo fantástico en el que se desarrolla la trama. Es un libro cortito, con unas ilustraciones preciosas de Fer Peralta, con el que los más pequeños disfrutarán de lo lindo.

En mi opinión, este tipo de fantasía, con nombres curiosos y graciosos, con personajes malvados algo torpes que me recuerdan a los de las historias que leía en mi infancia, y con otros entrañables, como la Abuela, es una forma ideal de iniciar a los niños en la lectura.