Pie de Bruja

En la tercera entrega de Carmina Nocturna la autora nos entrega el personaje femenino más fuerte hasta ahora, uno que se reconoce diferente, aunque ha recibido una muy buena educación en casa en muchos campos del saber, ella logra con astucia escapar del entorno que pretende someterla a las convenciones sociales y apoyada en su nana logra expresar con su mente y cuerpo lo que siempre ha deseado ser y que la hace felizmente diferente, una bruja.
En esta bella historia el amor no se siente tan instantáneo, nace de las historias que se han acumulado en la cabeza de la protagonista desde niña que le llevan a desear hacer parte de la vida de esa leyenda llamada Pie de bruja, en la que encontrara al hombre, al vampiro, al strigoi que se ratificará como el amor de su vida y que la llevara a vivir los momentos de mayor felicidad, pero también a sentir la mayor rabia por la maldad en su entorno.
La narración esta cargada de una mayor cantidad de magia y fantasía, que ambientan ese mundo del vampirismo y la brujería, acompañada de esa exquisita forma que la autora tiene de combinar la historia real con la ficción, para entregarnos un viaje mágico en el que también aprendemos. Pero en esta ocasión el mal y la oscuridad no viene de las leyendas, la historia también viene cargada de una denuncia enorme sobre el abuso infantil que sufren los miembros mas pequeños de algunas comunidades por parte de sus pastores, quienes se ampran en su fe y poder supuestamente divino para ser emisarios del mal y mantenerlo en silencio.
Una historia grandiosa en la que debemos enfrentar una realidad latente en la que aquellos que hablan de su espíritu bondadoso, mientras satanizan desde su doble moral a quienes deciden ser diferentes, suelen ser los perpetradores de actos de maldad escabrosa mientras van apuntando en todas direcciones con su dedo acusador.