La autora mantiene su estilo característico, muy natural y fluido, que hace que la lectura sea ágil, amena y completamente adictiva. Es súper fácil empatizar con algunos personajes, tanto que en solo 2 páginas le he cogido un cariño inmenso a algún personaje. Vamos saltando atrás y alante en el tiempo, para ir descubriendo poco a poco los detalles de la relación de Carolina y Lorenzo a través de los años, desde que se conocieron siendo unos niños, hasta la historia en sí a día de hoy. Lo he devorado en un día, arañando cada minuto que podía para seguir leyendo, incluso cuando iba caminando por la calle, pero no podía (ni quería) soltarlo. |