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Tiene por protagonistas a Mikhail y Bianca. ¡Este libro es la perfección absoluta y sin duda, una de mis parejas favoritas de esta saga! Mikhail es conocido como “el carnicero" el hombre al que llama la Bratva cuando necesita sacarle información a alguien. Su pasado está plagado de horribles abusos, sufrimiento y pérdidas que lo han dejado marcado emocional y físicamente. Es la bestia que todos temen y a la que evitan el contacto visual porque su apariencia física es aterradora. Sólo hay un par puntos brillantes en su vida: su pequeña hija, Lena, y la bailarina con la que está obsesionado y a la que observa en las sombras. No duda cuando se le presenta la oportunidad de casarse con su bella bailarina. Ella es suya y sólo suya. Bianca es una joven guapa y talentosa, que se convirtió en bailarina principal en el Teatro de la Ópera de Chicago con tan solo 16 años. Pero una reciente lesión la obligó a retirarse a sus 21 años. A Bianca le han robado muchas cosas: su voz, sus decisiones, el ballet y con quién se casará. Sólo acepta que su padre la venda de esa manera para proteger a su hermana. La relación entre ambos es compleja, Mikhail es un salvaje depravado pero que profesa un un amor absoluto por Bianca. Atento, tierno, gentil, paciente. Es la perfección. Si no fuera por su aversión al tacto y porque no sabe muy bien como manejar su nueva relación con Bianca. Ambos sentían algo muy fuerte, y me encantó que ella no se alejara de él por su apariencia física, que ya tiene un gran problema de confianza debido a todas sus cicatrices, lo que agrega un toque único al personaje. Y el plus de que se introdujera la lengua de signos (ASL) ¡me encantó! Como buena conocedora de esa lengua me sentí muy emocionada. En definitiva, son dos almas rotas que se unen y su amor es hermoso. Su química es palpable, y asombrosa. Bianca no le tenía miedo a Mikhail y se enfrenta a él con algo de descaro. |
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