Nuestro es el cielo

Una lectura tan tierna como dura sobre las enfermedades graves en niños.

En este libro nos encontramos la historia de Jack, un niño de apenas siete años, y de sus padres, quienes se ven obligados de la noche a la mañana a enfrentarse a una enfermedad grave. En la historia no solo se narra la enfermedad y sus diferentes etapas: negación, búsqueda de alternativas de forma desesperada, aunque no parezcan tener una base, aceptación, y pérdida; sino que también vemos cómo se tambalea la relación de los progenitores al afrontar de diferentes modos el diagnóstico de su hijo.

Me ha parecido una historia muy bonita, pero también muy dura. Ver cómo se apaga la vida de un ser querido es uno de los momentos más duros que tenemos que afrontar, y la lectura de este libro puede rememorarlos: últimas veces de hacer actividades, el momento en el que la luz se apaga, el inmenso vacío ante la pérdida, el tratar de sobreponerse cuando de pronto todo ha perdido sentido, etc.

El libro se divide en tres partes subdivididas en capítulos, más el epílogo. Los capítulos no son muy cortos, pero tampoco largos, se podría decir que tienen una extensión media y adecuada. Además, en el texto se intercalan numerosos mensajes de correo electrónico, lo que hace que la lectura sea más fluida.

En definitiva, es una lectura dura y con una temática novedosa con respecto a la mayor parte de los textos narrativos, aunque es cierto que he leído alguna historia de la misma temática, pero afrontada desde otra perspectiva.