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Esta es la continuación de Sanguijuela, libro en el que se nos presenta a Artur, un estudiante universitario convertido en vampiro que tiene que lidiar con las dificultades de su nueva condición. En esta segunda parte han pasado unos años y Artur vive rodeado de un grupo de seguidores mortales adictos a la sensación de alimentarle con su sangre. Aunque ha gozado de cierta tranquilidad, sigue sufriendo por ser un monstruo egoísta, que no logra superar el tedio de las noches sin fin. Y llega el COVID, y una serie de acontecimientos producirán giros inesperados en su aburrida existencia… La historia está narrada por el protagonista en un momento que nos es tan cercano como la pandemia. El autor sigue presentándonos su modelo tan original de vampiro, que a ratos consigue caerte mal y otros te apena de lo solo y falto de recursos que parece. El libro está escrito con una prosa muy cuidada, que transmite la ambientación a la perfección. Tiene algunas frases memorables dignas de ser recordadas. El personaje se va construyendo poco a poco, así como el universo vampírico en el que se desarrolla. La trama es muy dinámica, con giros inesperados pero coherente. El autor consigue que el libro se beba y deje ganas de saber más de Artur. |
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