Un discurso fuerte y conmovedor de la autora, con sus propios recuerdos, los relatos de testigos que registró durante sus años como periodista, y también sus conclusiones sobre lo que había entendido de la guerra a partir de estas experiencias. Leyéndolo dan ganas de comprender mejor su filosofía y de querer “ser testigo” de lo que es la guerra para los rusos, para los iraquíes y para toda la humanidad desde un punto de vista diferente al normal. A Sveltana le gusta escuchar las historias que las personas tienen que contar. En un mundo donde todo el mundo quiere hablar, es raro encontrar a alguien que escuche y tenga el coraje de abordar temas tan difíciles como lo son Chernobyl, el comunismo y la guerra. |