Me siento atraída por los faros así que cuando veo una novela con un faro en la cubierta me tiro a ella de cabeza. Desde el principio me gustó mucho la idea de pasar unos días de vacaciones en un faro junto a un viejo farero que cuenta su historia de amor cuando era marino a un joven que se aloja en la casita auxiliar. Estamos ante una novela juvenil y eso supone que la historia es más sencilla que si fuera una enredada historia de adultos pero aún así ha sido imposible despegar los ojos de su lectura. Y ese final. Me ha dejado con el libro abierto hasta que pude asimilar todo. Chapeau.
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