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Los comienzo suelen ser siempre erráticos, aunque a veces te sorprenden con premisas atractivas o situaciones muy bien contadas. Este comienzo de Jason Aaron, casi 20 años después de que el personaje de Stephen Strange se quedara relegado al olvido (en una línea regular) tiene algunos aspectos interesantes pero peca de una narrativa aturullada, de exceso de saltos y de falta de emoción. Entretenido, sin mucho más. El dibujo a veces despista más de lo que ayuda y le tienes que dar ocho vueltas a algunas viñetas para saber (algunas veces sin conseguirlo) qué está ocurriendo. Lo único sugerente es la idea de que exista un mundo paralelo al nuestro en el que conviva todo lo mágico y lo espiritual. Aunque este tomo pretende ser un arco argumental, para mí es un punto y seguimos en el siguiente. Veremos qué tal. |
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