Interior cero

Lavinia Braniște es una profesional de la rutina y de las inquietudes cotidianas de su/mi generación. Las señas de identidad de Interior cero es el dolor y la incomodidad, la ansiedad generalizada a pesar de la ausencia de un origen claro. El mismo título de la novela se refiere a esa idea de no-lugar, ese espacio desprovisto de identidad y relaciones propio de las sociedades cosmopolitas e individualistas. Y el no-lugar es un espacio de repetición, como lo son las oficinas y los supermercados, las relaciones basadas en Tinder... Una muestra brillante de la inmutabilidad del ser.

Cristina, la protagonista-narradora, es una joven que intenta adaptarse en una Bucarest que se le presenta físicamente nociva. A pesar de buscar redes de apoyo, una familia, amor y hogar, se acaba volcando en un trabajo (en una pequeña empresa constructora española) en el que no aprovecha su potencial y donde es constantemente analizada por las miradas críticas de sus compañeros, se aferra a lo seguro por el miedo a ponerlo en peligro. Braniște también aborda las condiciones laborales tras una transición tardía de Rumanía de un gobierno totalitario hacia un régimen democrático. La tesis de la autora es que la clase obrera de hoy son los funcionarios públicos y los empleados privados o de servicios.

La autora se muestra muy objetiva en sus planteamientos, y deja que sea la lectora quien elija qué interpretación hacer de la historia. ¿La sociedad tiene la culpa? ¿Es culpa de Cristina por no salir de una situación en la que se está volviendo infeliz? Lavinia escribe sobre el día a día de los millennials, escribe sobre todas nosotras, sobre nuestros problemas, sobre nuestras pequeñas alegrías y pequeñas humillaciones. Interior Cero es la historia universal de mi generación y la descripción de la tendencia conformista de la sociedad rumana. ¿Cómo no reconocerme como la hija de esa madre que trabaja en España? ¿Cómo no recordar los paquetes que venían del extranjero y la añoranza?