El asesinato de la profesora de lengua

Me gusta leer desde que tengo razón de ser, de niña me leía casi toda la lista de los libros que nos daban para escoger, y en la biblioteca de mi colegio de EGB (¡madre mía, que viejuna!) encontraba verdaderas joyas que me animaban a querer más y más lecturas.
Con mis hijos he tenido diferentes suertes en esto de engancharles a este sano vicio y por cosas diferentes: al mayor le encontré el libro que le hizo click en 5º de primaria, a partir de entonces todo fue rodado, se lee todo lo que cae en sus manos; pero el pequeño, que ya está en 4º de la E.S.O. aún no ha encontrado SU libro, y sólo lee lo obligado, con una excepción: los futbolísimos.
Algo no se está del todo bien, en primaria han tenido que leer verdaderos tostones, que lo único que hacen es alejar a los nuevos lectores. Si ellos no sienten pasión por los libros, así es imposible. Y no hablemos ya cuando llegan a la E.S.O., donde aparecen un montón de novelas antiguas y obras de teatro amarillentas ¡Incluso les pidieron para 2º la Celestina, en castellano antiguo! ¿En serio? ¡No pude acabarlo!
Que los jóvenes lean es un trabajo fundamental y de muy difícil desempeño, pero tenemos que llevarlo a cabo entre todos, padres alumnos, profesores y escritores. Jordi Sierra i Fabra ha puesto muchos baldosas para este largo camino largo, esta saga de asesinatos a profesores es un buen ejemplo de cómo hacerlo, incluso los números de los capítulos son títulos de grandes libros, me he apuntado algunos que no he leído aún por curiosidad.
Las pruebas me han parecido más fáciles que las de los otros de este estilo. Un libro de poco más de 100 páginas que muestra tanto amor por la lectura que a cualquiera que lo lea, algo le debe llegar. Aconsejo su lectura a quien ya sienta esta pasión y a quien aún no le ha llegado de pleno.