Hambre de Åsa Ericsdotter
La primera vez que Helena oyó hablar de la reforma educativa había dado por hecho que se trataba de un bulo de mal gusto. El nuevo currículum era un proyecto demente. Las asignaturas fundamentales quedaban mutiladas. Todos los alumnos de Suecia iban a tener gimnasia y ciencias de la salud por las tardes, y se aumentaban las horas para las clases especiales. Era una solución temporal, había prometido Johan Svärd; «situaciones excepcionales requerían soluciones excepcionales», etc. En cuanto los niños afectados alcanzaran el peso aceptable, volverían a las clases normales.
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