Ella, que todo lo tuvo de Ángela Becerra
—Señora... —le dijo—, se le nota en los ojos una inmensa cicatriz. Ella lo miró interrogante y, sin saber por qué, le contestó. —Es lo único que me queda. —Pero aún no sanado, le supura. Póngale un parche, que por ese agujero se le puede escapar la vida... y créame, quedarse sin vida y viva es lo peor que puede suceder. |