La Débâcle de Émile Zola
A derecha e izquierda la violencia de los incendios deslumbraba, abría más allá un abismo negro. Solo se veía una enormidad tenebrosa, como si París entero, invadido por el fuego, hubiera desaparecido en una noche eterna. Y el cielo también había dejado de existir: las llamas subían tan arriba que apagaban las estrellas.
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