La Débâcle de Émile Zola
Y un terrible pánico se apoderó de ellos; los batallones se dispersaron, y volvieron a París a todo correr, mientras que la cabeza de la columna, cogida por un movimiento envolvente del general Vinoy, era acuchillada en Rueil. Entonces, Mauricio sintió aumentar su odio contra aquel supuesto gobierno de orden y de legalidad, que derrotado en todos los encuentros por los prusianos, no recobraba el valor sino para atacar París. ¡Y los ejércitos alemanes estaban todavía allí, presenciando aquel hermoso espectáculo de la caída de un pueblo!
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