La Débâcle de Émile Zola
¡Era ya bastante duro llegar a saber las nuevas victorias del ejército alemán, por los hurras de la guarnición! Cada día traía su duelo: los soldados encendían grandes hogueras, cantaban, se emborrachaban durante toda la noche, mientras que los vecinos, obligados a meterse en casa a las nueve de la noche, los oían desde sus casas, tristes, poseídos de incertidumbre, adivinando una nueva desgracia.
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