La Débâcle de Émile Zola
Los caminos no estaban seguros para los oficiales; hombres con blusas, soldados evadidos, desertores tal vez, se echaban sobre ellos y querían asesinarles, como si fueran cobardes y traidores, con aquella leyenda de la traición, que veinte años más tarde, debía aún entregar al desprecio de aquellos campos, a todos los jefes
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