La Débâcle de Émile Zola
Una mujer, una madre sin duda, que quería abrazar a su hijo, un sargento joven había sido separada de un culatazo con tal violencia, que cayó a tierra. En la plaza de Turenne, fueron atropellados unos señores que echaban provisiones a los prisioneros ... Sedán, que desde hacía ocho días veía pasar así aquel desgraciado rebaño de vencidos, no se acostumbraba, estaba agitado y a cada nuevo desfile de prisioneros, se conmovía
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