La Débâcle de Émile Zola
La pequeña columna se lanzó gloriosamente sobre el camino barrido por la metralla a la carretera. Primero fue magnífico, los hombres que caían no detenían a los demás, recorrieron unos quinientos metros, con una furia heroica. Pero, muy pronto, las filas se aclararon y los más valientes se replegaron. ¿Qué hacer contra el poder del número? Sólo había allí la temeridad loca de un jefe de ejército que no quería ser derrotado
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