La Débâcle de Émile Zola
Muchos de aquellos soldados bisoños habían llegado de Tolón, de Brest y de Rochefort, con muy poca instrucción y sin haber sido aún fogueados, y ya desde por la mañana se batían como unos veteranos. Ellos que, desde Reims a Mouzon habían caminado tan pesadamente por la falta de costumbre, se revelaban ahora como los más disciplinados, los más fraternalmente unidos por aquellos lazos que impone el deber y la abnegación frente al enemigo
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